7/4/14

Transformando lo que comemos II



La primera noche he intentado hacer la meditación pero concentrado en la grasa que tenía. Sentí que hay lugares donde mi grasa variaba en números, en promedio la relación era de 1:6 aunque habían lugares de 1:9. También me encontré con un detalle interesante; sentí que en la grasa hay un montón de químicos y tóxicos acumulados a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo el aspartamo que habré consumido hace muchos años aún sigue en mi cuerpo. Intenté desechar todo eso por los canales regulares excretores. Fue curioso ver que había perdido un kilo en un día. Aunque necesitaría hacer más pruebas al respecto para ver si no fue casualidad.

Otra cosa que sentí es la carga energética de la comida también depende bastante del ambiente donde la consumimos y quien la prepara. Si vamos a un restaurante donde el cocinero le pesa tener que ir a trabajar porque está mal pagado, hay un mal ambiente, el jefe le grita constantemente y demás problemas la carga energética de la comida disminuiría (empeoraría). Si estamos por comer un pescado de mar del día, cuya carga energética nominal sería de 1:4 y lo cocina dicho cocinero estresado su carga energética empeoraría hasta valores tan altos como 1:8 – 1:10. Es por esto que a veces nos cae mal o nos cae pesado el haber comido en tal o cual lugar aunque las medidas de higiene sean las adecuadas y el alimento haya sido preparado correctamente. Prácticamente estamos consumiendo parte de los problemas del cocinero (y también de la camarera, del que lo pescó y del que lo transportó).

Ahora, si quien cocina exactamente el mismo pescado es una persona que está contenta, que tiene ilusión por alimentar a alguien con eso al prepararlo como le gusta a esa otra persona o a si mismo y lo prepara con amor su carga energética aumentaría, incluso podría llegar al ideal 1:1.
Algunos valores con los que me he encontrado: Remolacha comprada del supermercado, 1:2.5 – Queso de cabra: 1:7 – Bebida energética: 1:27

Hay que recordar que esto es con respecto a mi ser. Estoy seguro que los valores cambiarían para otras personas con diferentes estilos de vida y diferentes actitudes hacia el mundo.


Curiosamente cuando entré a un supermercado y vi la sección de cervezas y bebidas alcohólicas sentí un número negativo. No pude ver ni sentir que número era pero si que era negativo. No tengo ni idea de que significa eso.

3/4/14

Transformando lo que comemos.




Continuando con el articulo que Golden Spirit ha escrito (http://otralma.blogspot.com.es/2014/04/la-responsabilidad-del-conocimiento.html) sobre que somos lo que comemos y la gran mayoría (por no decir toda) la comida que compramos está “muerta” energéticamente. Desde hace un buen tiempo hay algunas cosas que me dan vuelta en la mente. A veces mis ideas vienen de conceptos muy antiguos o cosas que he leído por ahí de reojo y terminan teniendo más sentido muchos años después.

Recuerdo en una Muy interesante, probablemente de la década de los 80, sobre que el ejército de los Estados Unidos estaba investigando sobre los motores polivalentes, un motor que tenga alto rendimiento utilizando cualquier tipo de combustible, incluso combustibles de pésima calidad o que tengan cierto contenido de agua.

Entonces pensé; casi ninguno de nosotros tenemos los recursos y/o el tiempo de poder librarnos de comer comida chatarra, que no contengan aditivos, pesticidas, de comer animales que hayan sido bien tratados y que hayan tenido una muerte sin dolor. La comida orgánica sale cara. Entonces ¿Porqué no utilizar el mismo concepto? Estamos ingiriendo combustible (comida) de pésima calidad. Pero podríamos tratarla y adecuar nuestro motor interno (estómago, energía, cuerpo) para que tenga un alto rendimiento aunque el combustible sea malo.

Se me vinieron a la mente los siguientes conceptos:
Cada alimento tiene un valor nutricional, pero por sobre todo tiene un valor energético. Toda la materia es energía. Se le puede atribuir un valor energético a la comida, quizás podría medirse en calorías, pero solamente voy a dejarlo en un número relativo.
Un trocito de alimento tiene un valor X (la unidad más pequeña, supongamos que es una molécula de carne con su carga energética). Digamos que es un pedacito de cerdo, un cerdo que ha vivido en condiciones pésimas, hacinado, estresado, lleno de hormonas, vitaminas de crecimiento, vacunas, y que además sufrió un montón en el traslado y el su muerte. El valor energético de dicha carne sería de una frecuencia muy baja. Y como en el articulo que he mencionado, esa carne se incorporará a nuestro cuerpo, efectivamente cumpliendo eso de que “somos lo que comemos”.

Pero, se me vino a la mente que es posible reconvertir esa comida. Así como el sol fusiona dos moléculas de Hidrógeno para hacer una de Helio creo que es posible combinar varias unidades de energía baja en una de valor energético más alto, que nos haga sentir mejor, que eleve nuestra vibración. Casi sería posible a efectos prácticos y con tratamiento equiparar la energía que tomamos de ese cerdo sufrido con la de uno que haya vivido tranquilamente en su chiquero, con aire, sol, agua, dándose sus baños de barro y que haya tenido una muerte rápida y sin sufrimiento.
La cantidad de números variará dependiendo de otros factores y de nuestro propio cuerpo. Si bien se me vienen ciertos números a la mente estos pueden ser arbitrarios. Pero digamos que para obtener la cantidad de energía que nos da 1 unidad energética de un cerdo que haya tenido una buena vida necesitaríamos aproximadamente 7 de un típico cerdo estresado que hayamos comprado en un supermercado. La relación sería de 1:7 (Aunque podría variar, quizás la explotación porcina se preocupe por la calidad de sus cerdos y ese número baje a 1:5, o quizás el dueño es inescrupuloso, no le importa que sus cerdos se enfermen y mueran, soborne al inspector sanitario y esa carne termina en el supermercado, entonces ese número se convertiría en 1:9)

Por supuesto que el 1 representa la unidad de energía que necesitamos para el objetivo dado. Supongamos que consumamos hamburguesas del local de comidas rápidas monopólico de su preferencia.
Si en nuestras vidas somos personas mediocres, que solo les preocupa trabajar para tener dinero y pagar la hipoteca de la casa nuestros requerimientos vibratorios serían bajos y la hamburguesa con su baja carga energética podría abastecernos, entonces esa comida tendría un valor energético de 1:1,15. Por supuesto que al comer eso nos estancaremos en esa baja vibración.
Si además de eso estamos deprimidos, tenemos una baja autoestima, sentimos que no servimos, odiamos a todos, etc. Tendríamos una frecuencia vibratoria aún más baja. La hamburguesa entonces pasaría a tener una carga de 1:0,5 incluso si somos realmente miserables podría bajar a niveles tan bajos como 1:0,25. Eso significaría que habría energía que no utilizamos y el cuerpo terminaría almacenándola, haciendo que engordemos. (Por supuesto que hay muchos otros factores, tiroides, químicos, genética, etc pero entrar en eso sería desviarnos del tema).
Ahora, supongamos que nuestro objetivo es ser iluminados, ser tan elevados como Buda o Cristo. ¿Cuántas unidades de energía proveniente de esas hamburguesas se necesitarían convertir para tener una unidad de energía que vibre a esos niveles? Se me viene a la mente números tan altos como 1:130 – 1:170 o incluso 1:220.

¿Se imaginan a Buda comiendo hamburguesas con papafritas? Obvio que no. Y esto viene del hecho que el cuerpo humano físico solo sería capaz de convertir un número limitado de energía, dependiendo de muchos factores, para alguien de salud precaria podría ser 1:5 – 1:9, alguien de salud promedio quizás de 1:13 a 1:17, quizás un ultra faquir con control total de su cuerpo podría convertir 1:50  o 1:70

Hoy me tomé una lata de gaseosa cola (marca blanca), al mirarla se me vino a la mente el número 1:13. O sea que requeriría 13 unidades energéticas de esa bebida para obtener 1 unidad energética que vibre a la energía que necesito. Eso no significa que bebiendo 13 vasos de gaseosa obtendré una unidad de frecuencia que vibre a ese nivel. Al igual que los átomos. Si juntamos 12 átomos de hidrógeno no obtendremos automáticamente 1 átomo de Carbono aunque el peso atómico del Carbono equivalga a los 12 átomos de hidrógeno (Ojo, mi conocimiento de física es limitado, tranquilamente podría haber dicho una barbaridad aquí, pero lo que quiero es que se entienda la idea). Si hiciésemos una analogía (un poco extraña eso si) y nuestro cuerpo requiriese nutrirse de átomos de Carbono (porque nuestra frecuencia vibratoria lo necesitase) esos 12 átomos de hidrógeno no nos servirían. Nuestro cuerpo lo desecharía (Excrementos) o lo almacenaría (Grasa).

¿Entonces que habría que hacer? Habría que “fusionar” esas unidades energéticas de frecuencia baja de los alimentos en una de mayor nivel. En ese caso de la gaseosa tendría que fusionar 13 de esas unidades de comida en una sola. Para que me sea más útil.

¿Cómo? Se me vino a la mente una especie de meditación.

Al terminar de comer y estar haciendo la digestión habría que echarse en la cama, como cuando hacemos una siesta, cerrar los ojos y concentrarnos en nuestro estómago. Imaginar como que el estómago es nuestro sol interno, desde donde se genera la energía que nutre a todo nuestro cuerpo físico, y entonces sentir que se eleva la frecuencia vibratoria del estómago, así como el sol usa más temperatura para fusionar moléculas de helio que para fusionar moléculas de hidrógeno nuestro estómago, que está acostumbrado a procesar unidades bajas de energía junta varias de estas en una sola. Pueden imaginarse la energía como bolitas de colores oscuros representando la energía baja, o que se mueven lentamente, si despejamos nuestra mente nosotros mismo sabremos cuantas de éstas hay que juntar en una sola, que sea de un color mucho más blanco, más vivo, más agradable, o que vibre de manera mucho más rápida. También puede hacerse en sentimientos, juntar X cantidad de bolitas de sentimientos bajos en una sola de sentimiento mucho más alto, de alegría. Y luego visualicen que es ESA energía que han reconvertido la que el cuerpo físico absorbe y se nutre de ella.

Desde luego que esto no sea una vía libre para comer todo tipo de porquerías. Al igual que el sol solo puede fusionar átomos hasta cierto punto lo mismo sucede con nosotros. Esto tiene que ser un paliativo, algo temporal hasta que logremos finalmente hacer la transición a comer comidas más sanas, más naturales, más vivas.

También existen otros métodos, como hacer Reiki o bendecir la comida, esto que expongo no es la única posibilidad, es una de tantas.

Recuerden que esto es una teoría, toda aportación, experiencia, ideas, incluso correcciones serán bienvenidas.

¡Ah! También agradecería mucho si esto se parece a alguna teoría que ya existe. Me ahorraría tener que re-descubrir la pólvora.